Por Cecilia Acevedo
Como mencioné antes, tener un hijo con autismo no solo me enseño un
montón sobre autismo, también me ayudó a ver la sociedad en la que vivo con
otros ojos, y descubrir un montón de falencias, un montón de cosas que no
terminan de encajar, pero que por resignación, costumbre o sometimiento,
terminamos por normalizar y aceptar que lo que es, es como debe ser y cada
individuo debe adaptarse a eso.
Todos sufrimos durante el periodo de adaptación, porque es cuando
dejamos de hacer algunas cosas que nos gusta, para encajar mejor en esa
sociedad funcional. Cuando tuve mi primer hijo, que no tiene ninguna condición
extraordinaria, solo es un poco nerd y curioso, sufrí con él ese choque
cultural, de un niño que nos traía asombro, ideas nuevas, un punto de vista diferente,
la oportunidad de no estancarnos en lo mismo de siempre, contra un mundo que
adora lo inamovible y que lo impredecible es siempre una amenaza del orden.
Por supuesto que tuve que encarar las cosas de diferente manera, no iba a permitir que mi hijo sacrifique su esencia por entrar en un molde aburrido, en supuesto beneficio del bien común; pero tampoco quería que él sufriera una suerte de lapidación social por mártir. Negociamos. Le di algunos tips de mi propia supervivencia y se podría decir que en mayor o menor medida, zafamos.
Por supuesto que tuve que encarar las cosas de diferente manera, no iba a permitir que mi hijo sacrifique su esencia por entrar en un molde aburrido, en supuesto beneficio del bien común; pero tampoco quería que él sufriera una suerte de lapidación social por mártir. Negociamos. Le di algunos tips de mi propia supervivencia y se podría decir que en mayor o menor medida, zafamos.
Cuando llegó Víctor la cosa se puso un poco más complicada. Sobre todo
porque la falla del canal de la comunicación era todo un obstáculo. Desde que
tiene conciencia, Víctor no entiende por qué el mundo es tan diferente a lo que
él cree que debería ser. Y desde el principio mi mayor frustración residía en
sentirme que estaba fallando en comunicarle que puede contar conmigo, y
que lo vamos a superar, de alguna manera.
Desde los primeros días, en que no entendía sus llantos, tan diferentes
a los de su hermano y de otros chicos. Incapaz de poder utilizar los mismos
métodos para consolarlo. Hasta que en un momento, de alguna manera, hubo un
pequeño click y en una de esos esporádicos contactos visuales que tenía, me
llegó su mensaje de ayuda. Y es simple: nadie llora sin razón.
Cada vez que lloraba trataba de expresar su frustración, como lo hace
todo el mundo cuando una situación te supera, solo que nuestra programación
cultural nos lleva a hacerlo en la intimidad y en lo posible sin que nadie se
entere.
Sí, es de esas cosas que parecen tan simples pero por una cuestión cultural no se te permite, hijo. Ya te vas a acostumbrar... o aprender a lidiar con ello. |
Una vez que empezamos el tratamiento, Víctor empezó a aprender a
expresarse de otra manera y los llantos desgarradores de disminuyeron un
montón. Así y todo, aún queda mucho por recorrer y los brotes en público todavía
aparecen. Ya no duran 30 minutos, sino 5. Noto que antes él pretendía llorar
hasta desaparecer cuando ahora quiere que lo traiga de nuevo a la tranquilidad.
Pero para el observador casual no hay diferencia. Solo ve una madre que lejos
de ponerse roja de vergüenza o gritando y azotando a su hijo desobediente, se
pone a su altura y lo consuela en voz baja hasta que vuelvan las sonrisas y las
canciones.
Muchos luego de ver esto y entender lo que se trataba, pasan de la
indignación a la admiración: Increíble, cuanta paciencia, cuanta
entereza, yo no podría...
.
.
.
¿Gracias...? Entiendo que es una forma de halago, una palabra de aliento ante
una situación nada feliz por la que ninguno de los que estamos ahí querríamos
pasar, pero con la que tenemos que lidiar. Claro que me molesta que grite y
haga una escena, personalmente lucho todos los días contra una timidez
paralizante y una hipersensibilidad táctil y auditiva. Pero lo que él está
sufriendo para explotar de esa manera, es mucho peor, porque además no
puede expresarlo. ¿Cómo enojarme con él? ¿Cómo no sentir un brote
gigantesco de empatía?
Seguimos concientizando sobre autismo para que no nos tengan miedo y se
den la oportunidad de conocer a estas personas increíbles. Pero creo que
todavía el ciudadano común no termina de entender qué hacer con ello. ¿Qué hago
con ese niño? ¿Lo trato normal? ¿Lo ignoro y espero que él dé el primer paso?
¿Le doy mis condolencias a su madre? ¡Ayuda! ¿Cómo manipulo el autismo sin que
me explote en la cara? ¿Qué hago si explota?
Quizás como sociedad estamos demasiado condicionados por las
instrucciones, al punto tal que no entienden de donde sacamos las madres de
chicos especiales, las instrucciones para manejarnos tan bien. "Yo
no podría" dice alguien que no tiene hijos pero quizás
es maestra de un colegio, donde no sabría qué hacer si le toca tener un alumno
como mi hijo. "Yo no podría" dice también el
dueño del kiosko, que no sabría cómo dirigirse a un niño que pasa 10 minutos
observando todos los paquetes buscando la única golosina que le gusta y sin
poder expresarlo con palabras. "Yo no podría" dice
un automovilista tocando la bocina 3 segundos antes de que el semáforo se ponga
verde mientras chequea su celular. "Yo no podría" dice
el dueño del pelotero que querés contratar para festejar su cumpleaños y al que
le tenés que pedir que por favor no ponga la música tan fuerte y lo deje
deambular cuando se satura.
Y supongo que yo pensaba lo mismo antes de tenerlo a él. No soy para nada como esas madres. O a su hermano, que tuve soltera. ¿Cómo voy a hacer?
Y supongo que yo pensaba lo mismo antes de tenerlo a él. No soy para nada como esas madres. O a su hermano, que tuve soltera. ¿Cómo voy a hacer?
Y si, se puede. Somos humanos, es nuestra esencia: nos la rebuscamos y podemos.
Pude yo. Puede él.
Podemos todos los que estamos en el baile.
Podés vos.
Pueden todos.
Sí, sí que podrías.
No vuelvan a decirme eso.
Qué impresionante... cada vez que te leo, me siento tan identificada, todos pasamos por lo mismo. Gracias por poner en palabras nuestros sentimientos. Ayuda a entendernos, a clarificarnos, a comprendernos. Muchas gracias!
ResponderBorrarBravo Ceci! me hiciste emocionar! nos rendimos ante tan poco a veces... lo comparto!
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