lunes, 7 de marzo de 2016

Una nueva esperanza

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana, un jardín maternal privado nos invitaba amablemente a retirarnos y buscar un lugar más apropiado para nuestro retoño. Aparentemente su nivel midiclorianos era superior a la media y no podían contenerlo en dicha institución por ser pequeña y de recursos limitados. Ese puntapié inicial en nuestras aún suaves posaderas nos envió de lleno al mundo del TGD, TEA y el entrenamiento  multidisciplinario para el manejo de la “fuerza” y su control, guiando a nuestro pequeño héroe en el camino del Jedi, el cual debíamos asistir de cerca para que el odio y la frustración no lo arroje al lado oscuro y el riesgo de volverse un Sith solitario poseído de violentas rabietas sin sentido.
Desde aquel entonces hasta el día de hoy, casi 3 años después, Víctor se ha enfrentado diariamente a sus miedos y frustraciones. De la mano de especialistas terapéuticos, intensivamente, durante cuatro veces por semana, hemos trabajado su carácter, sus habilidades, el control de su ira y la difícil tarea de explicarle a un niño que este mundo caótico y terrorífico como se lo ve, puede ser habitable y disfrutable. Que romper todo y prenderlo fuego no nos traerá la felicidad. Sí, suena satisfactorio, pero ya leí bastante bibliografía al respecto y no, definitivamente no es la solución. O quizás sí, pero por ahora es ilegal, asi que seguiremos por el camino de mejorarnos a nosotros mientras esperamos que al mundo también le den ganas de mejorar. Y sino, al menos, volvernos lo suficientemente fuertes para que no nos pueda dañar.
Este año no podemos postergar más la prueba final y volvimos al jardín de infantes. Ya no es un jardín maternal, ya no es una sala pequeña, ya no es un bebé. Con muchas cuestiones personales por resolver, con muchos obstáculos por sortear, pero con mucha más fuerza que antes.
Y tumbando mitos, mostrando la hermosa persona que es detrás del estigma, exponiendo en el camino lo que ignoramos y que por miedo lo habíamos hecho a un lado. Señalando desde su particular punto de vista cosas que no están muy bien pero que siguen ahí por habernos acostumbrados todos, como sociedad, durante mucho tiempo, a saltearlas, emparcharlas rústicamente y seguir adelante “como sea”.
No sé cómo seguirán las cosas en la escuela. La esperanza está viva pero también con la prudencia de un corazón roto. Lo que sé es que como siempre, este año lo terminaremos mucho más fuertes y sabios que el anterior. Porque el Jedi no concibe otro camino y este es siempre hacia adelante.

Que la fuerza los acompañe.

1 comentario:

  1. hermoso. Mi hijo tiene trastorno perturbador no especificado, y este año termina el jardin estatal. Nos hemos topado con docentes responsables, hubo una que no lo fue, pero el resto excelente. Ayuda para los super papis, uds como cuidadores merecen su espacio. y fuerza para lo q se viene, no es sencillo!

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